
Tengo que renocer que lo de los códigos de conducta es algo que me repatea los higadillos. Cuando uno es un profesional de algo, o se le presupone, que le tengan que dar directrices diciéndole lo que no se debe hacer es una pérdida de tiempo y de dinero, aparte de que ofrece una imagen lamentable. Viene todo esto a cuento hoy, claro, por la portada de Marca, la enésima. No sé si se puede catalogar de periódico deportivo o de revista sobre la maternidad (o la paternidad, que igual-dá) porque las sandeces que recogen las normas de comportamiento son tan de perogrullo que asusta el pensar que así tratan a sus profesionales.
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