Los que entráis habitualmente sabéis ya que soy poco dado a ilusionarme con proyectos, con vendeburras, con álbumes de cromos y demás. Esta temporada me la tomaba como lo que está siendo, una más, que tendría batacazos y en la que el objetivo final es tener alegrías, a ser posible la Décima, independientemente de que sea en el Bernabéu o no. Más que nada, porque sin títulos este club se volverá una bomba de relojería condenada a ser una SAD a todo meter. Pero también tengo que reconocer que ni en mis peores pesadillas me imaginaba que el Real Madrid fuera a convertirse en el Paleti histórico, en un triturajugadores y entrenadores de enorme potencia que sólo sirve para la mofa. La mofa universal, claro, que para eso nuestras fronteras están más allá de la Vía Láctea. Para lo bueno y para lo malo.
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