miércoles, 4 de febrero de 2009

Que cada palo aguante su vela


Tras un día bastante ajetreado, y lo que te rondaré morena, pido disculpas en primer lugar por no actualizar el blog ayer. Espero que me disculpéis. La entrada de hoy, y sé que sigo debiendo la del caso Mata, es sobre la situación de Mijatovic en el Madrid. Muchos están aprovechando para repartirle palos hasta en el carné de identidad y, aunque algunos puedan ser merecidos, me duele que se le ponga a él como escudo en todo lo que ha sucedido en el club.

Pedja, que es un tío que en lo personal me cae bien, con el que siempre tuve buen rollo y con el que nunca tuve problemas para conversar (ni siquiera cuando su hijo pequeño atravesaba graves problemas de salud), se lleva guantazos por todo. Hay cosas que ha hecho bien y otras que no tanto. Su etapa en el club está más que liquidada (luego no digáis que no lo he dicho) pero conviene no desviar la mira: él es un empleado y hace lo que le marcan sus superiores, las escopetas deberían apuntar a otro lugar. Sobre todo, porque lo de la autonomía del director deportivo en un club como el Madrid es una falacia descomunal y uno de los aspectos a mejorar sí o sí en el futuro más inmediato.

El proyecto Pedja fue el primero. Aquel en el que llegaron al Madrid, de la mano de un Fabio Capello que fue su apuesta máxima, Cannavaro, Van Nistelrooy y Diarra en verano (también Emerson, un 25% de error) y Gago, Higuaín y Marcelo en enero. Sinceramente, no estuvo mal tirado. ¿Que los precios fueron muy elevados sobre lo que marcaba el mercado? Sólo en el caso de los argentinos. Y porque negociar con representantes suramericanos es imposible, y lo digo con conocimiento de causa: o se llevan mínimo dos milloncetes de euros en comisiones por la operación o no hay tutía: son piratas en toda la extensión de la palabra.

Luego llegó el turbio despido de Capello, apoyado por la troupé mediática habitual, y Pedja pasó a un segundo plano por defender al italiano, además tapado por un asuntillo con La Saeta. Le pusieron el peso muerto de Portugal por delante, llegó Drenthe por imposición de un gurú con plumilla (y quien leyera la antigua Espinillera sabrá a qué me refiero) y todo el mundo empezó a entrometerse en el asunto de fichajes sabedor de que se podían descuidar grandes cantidades de dinero. ¿Si Pedja se quedó con él? Pudo quedarse con parte (¿un cinco por ciento? ¿Un diez? Pues como siempre ha pasado y siempre seguirá pasando), no lo sé ni me importa porque la economía sumergida es el pan de cada día en el fútbol, pero sí sé que otros muchos metieron la mano en la caja cuando había una contratación de por medio. Y ahí comenzó a descomponerse el Madrid hasta llegar al estado de putrefacción actual.

Estos últimos días escucho además, realmente alucinado, que hay gente que pone a parir a Pedja porque ha ido a por Faubert y mientras Quaresma ha dejado el Inter para irse cedido al Chelsea. ¡Qué malo es Mijatovic!, dicen. Por partes: primero, el portugués es un mingafría que ha fracasado cada vez que ha salido de Portugal: Barça e Inter son dos buenos ejemplos. Punto dos: Quaresma no puede jugar la Champions porque ya disputó algunos partidos con el Inter. Por eso no ha sido inscrito, sólo hace falta leerse la relación de jugadores en la página oficial de la UEFA. Y punto tres, y quizás el más importante: a Faubert le ha fichado Miguel Ángel Portugal. La responsabilidad en este caso es suya. Que cada palo aguante su vela, Pedja será responsable de muchas cosas, pero no de todas las que se dicen.

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