sábado, 21 de febrero de 2009

¡A por el doblete!


Acabo de aterrizar en casa tras el golpe de efecto de la Liga. Ni he visto los goles por la tele, ni he ido al Bernabéu escuchando la radio ni he consultado ningún portal. Por no leer, ni siquiera sé si habéis hecho comentarios en la entrada anterior, luego les pegaré un vistazo si los hay. Cuento lo que he visto, exclusivamente, sin nada que distorsione lo vivido. Hoy, por fin, he vuelto a disfrutar de mi equipo. Y todos los que estábamos allí, excepto los 5.000 béticos que más o menos había disueltos por las gradas.

Los primeros 25 minutos del Madrid han sido, sencillamente, tremendos. Hacía... no sé cuántas temporadas, no me apetece ponerme a contar, pero desde los tres primeros meses del Queirocismo, que los blancos no jugaban tan bien. Rematadamente bien. Tremendo el currelo de Lass en el medio, muy bien Gago manejando, perfectos Higuaín y Raúl entrando de segunda línea, Huntelaar demostrando que es un killer y que le echaremos de menos en Europa, Marcelo cada vez más suelto y metido hasta el espinazo en sudar la camiseta... Si somos capaces de repetir esos 25 minutos en los siete partidos de Champions que quedan, la Décima estará en Cibeles en mayo. Sin duda.

Con el 3-0 el equipo ha bajado el pistón y se ha notado muchísimo, sobre todo por errores de concentración normales cuando a cuatro días vista llega el partido del año, como el de Lass en el arranque del gol bético o el de Pepe antes del remate de Oliveira o la cantadísima de Casillas en el palo del brasileño. Y en estas apareció Raúl, para taparnos la boca a todos con dos golazos, como hace siempre, y por lo que más le admiro: cuando saco la pala para enterrarle, cuando todos buscamos los clavos para rematar el ataúd, pimpampún y a callarnos. ¿Cuántos años llevamos ya así? Su orgullo no permite que le enterremos, sólo Raúl puede matar a Raúl, nadie más. No me quiero olvidar de la jugada ensayada del sexto, perfecta, botando el lanzamiento el a priori más torpe, Heinze. Jugada de maestro.

De la segunda parte no hay nada que comentar, salvo que Sneijder parece que ha recuperado velocidad y verticalidad, lo que es una extraordinaria noticia para el equipo, y que Robben y Guti sumaron carreritas para el cuentakilómetros, importante de cara al Liverpool. Por cierto, sí, el Bernabéu no anima, son maniquíes de cacahuete que van a fútbol a escaparse de las rebajas... Y el Barça a siete, con el cagómetro que le instaló mi gran amigo El Loco Gatti (por cierto, no iré con el al fútbol el miércoles, pospone su vuelta a España una semana) chorreando y escupiendo caquita como si fuera el tubo de escape de un Vespino... ¡A por el doblete!

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