jueves, 30 de abril de 2009

La doble vara de medir

Hoy no hay información, toca opinión. Y basándome en los razonamientos de algunos de los habituales por aquí. Opinión personal, por supuesto, que en este rincón cada cual puede tener la suya, sea similar o bien se sitúe en las antípodas de la que expongo en esta entrada. Asimismo, en este texto expongo algunas preguntas, dado que soy incapaz de entender a veces la doble vara de medir de algunos, de ahí el título del post.

Ayer, en el hilo de comentarios de la entrada anterior, un posteador llamado "fan de macalister" (vuelvo a reiterar que es más fácil que os inventéis un sobrenombre fijo para poder dirigirme a vosotros personalmente y para que los que acuden aquí cada día sepan quién hace qué, no creo que cueste tanto y esos detalles siempre se agradecen. En cualquier caso, el emplear sobrenombres que tratan de agredir a otra persona es de un calado barriobajero que hay que hacérselo mirar) le pegó un tantarantán a Juan Onieva de agárrate y no te menées. El razonamiento, copio y pego, era el siguiente: "No te gusta Florentino porque había unos en su equipo que según tú esquilmaban a espaldas de Floren y vas y directamente propones a un ladrón reconocido".

Punto uno: no propongo a nadie. Votaré a quien más me convenza en la campaña, si es que la hay. Para poder elegir tiene que haber más de un candidato, con lo cual yo, particularmente, quiero que se presenten cuantos más, mejor. Se suele llamar pluralidad a eso, a la soberana gilipollez de querer sólo a uno y no sólo descartar a los demás sino tratar de machacarles por el hecho de que no son lo que quiero se le llama integrismo. Y miro con desagrado cómo la sociedad en la que vivo es cada vez más talibanista y que las nuevas generaciones, lejos de tratar de enmendar la plana, van incluso por peor camino. Me estoy haciendo viejo, sí, me quedan dos semanas para los 37...

Hace poco leí una entrevista a Manuel Pizarro, que a unos le caerá bien y a otros mal, por supuesto, pero aquí no se discute de política, en la que decía: "Con este tipo de opinión pública no te puedes tomar el país en serio". Por causa de los apriorismos partidistas, es obvio. "Lo que hagan los míos es bueno, lo que hagan los otros es malo", apuntó a modo explicativo. Y por ahí vienen la mayoría de los grandes problemas de este país de chirigota y pandereta a causa de la envidia, el gran deporte nacional desde tiempos inmemoriales.

Punto dos. Para esa opinión pública, igual que para quien comentó en la entrada anterior, Juan Onieva es un ladrón y un chorizo de altos vuelos, no sé bien por qué. Formó parte de una directiva, la de Lorenzo Sanz, de la que se dijo que sacaba dinero de la caja del club para jugar timbas, entre otras lindezas, pero no hay una sóla denuncia al respecto, y mucho menos una sentencia en firme de algún juzgado, por supuesto. Y en este país, aunque les pese a algunos, sigue existiendo la presunción de inocencia.

Para más inri, el que llegó tras esa directiva sanzista a la presidencia del Madrid no denunció ninguna mala praxis de sus antecesores. Y yo me pregunto: ¿Si la hubo, no entraba dentro de sus obligaciones, otorgadas por los dueños del club (sic), denunciar las tropelías de sus antecesores? ¿Si quiso obviar lo que sucedió con anterioridad no estaríamos hablando de una manifiesta dejación de funciones? Con lo cual hay dos opciones: o no quiso levantar las alfombras, con lo cual no cumplió bien su cometido y por tanto no realizó una gestión superior, o bien no encontró nada de nada, con lo cual Onieva es inocente. ¿Con cuál de las dos nos quedamos? Eso lo dejo a vuestra elección, yo sólo elijo para mí.

No, no me vale decir que no quiso levantar las alfombras en un ejercicio de responsabilidad porque el nombre del club se hubiera manchado. Eso es una soberana soplapollez. Un ejemplo: ¿si en vuestra casa vuestro padre le atizase mamporros a vuestra madre seríais capaces de mirar para otro lado para que el nombre de vuestra familia no se viera empañado? No, ¿verdad? Y si alguien contesta que sí tiene un serio problema psiquiátrico. Pues eso.

Punto tres. Hablo de las esquilmaciones del florentinato porque las viví en primera persona. En primera persona, repito. No es que alguien me lo contara, no. Es que lo he visto con mis propios ojos. Y vuelvo a repetir lo que siempre he dicho: dudo mucho que Florentino supiera lo que sucedía a sus espaldas, estoy convencido que no se enteró de nada, pero creo, particularmente, que la responsabilidad recae en él también, por no estar suficientemente al tanto de lo que sucedía y por haber dejado entrar en el club a choricetes de baja estofa. Por eso pienso que quien se comprometa a ser presidente del club full-time, sin otras obligaciones profesionales, debería tener bastante ganado en cuanto a favor de la masa social se refiere. El Bernabéu debe ser su casa, no uno de sus múltiples despachos, porque el Madrid es muy importante para muchas personas. Y si uno no está dispuesto a hacer un sacrificio para poner en marcha un proyecto dejando de lado su vida laboral por cuatro o quizás ocho años no creo que merezca la pena. Claro, que yo soy de los que piensan también que los diputados y senadores deben ser eso, diputados y senadores y nada más...

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