jueves, 11 de diciembre de 2008
Claros ante el Zénit
3-0 al Zénit, un equipillo que vino de paseo al Bernabéu tras haber pasado parte de sus vacaciones en Benalmádena. El primer paso de Juande como entrenador del Madrid está dado y hubo cosas, muchas, que me gustaron. Pero todo partió de la base de la implicación máxima de los jugadores, algo que antes no sucedía durante 90 minutos continuados.
Para empezar, me gustó y mucho que la defensa jugara muy adelantada. No estoy seguro que eso se pueda hacer con Casillas (Dudek le da mil vueltas con los pies, ayer era una delicia ver los saques del polaco, todos a un compañero y nunca rifando el balón: en corto, en largo, con el pie, con la mano...) pero la zaga, con un Cannavaro que se mató a gritos para adelantarla, se situó a diez metros máximo del círculo central.
Y claro, así todos juegan mucho más juntos y la presión es cuanto menos interesante. El único eximido de defender fue Higuaín, el que ocupó la posición de nueve puro durante la primera parte, hasta el carrusel de cambios. El Madrid jugó un descaradísimo 4-2-3-1, con Robben volcado a la derecha, Van der Vaart a la izquierda (aunque permutaron posiciones en alguna ocasión), y Raúl haciendo de media punta por el centro, aunque en alguna ocasión, pocas, se intercambió el puesto con el Pipita.
Por detrás, Guti y Gago en paralelo. El segundo, que se pegó un palizón e hizo un partidazo, se sitúa casi como tercer central en los pelotazos largos del rival cuando toca ponerse el mono y es, además, el encargado de cubrir las subidas de Sergio Ramos. El catorce, en cambio, se encarga de las de Cannavaro, parece que tendrá más obligaciones defensivas en esta nueva etapa.
En la segunda parte, y viendo que el Zénit había venido a tomar cervezas (increíble el moco que llevaban sus aficionados, esos seguro que no pasaron frío), soy de los que apuestan a que Juande jugó al despiste. No me creo a Salgado por la izquierda y a Metzelder por la derecha ni a tiros, y más cuando el alemán, que sí que es verdad que ha jugado de lateral derecho en Alemania, lo ha hecho mucho más como siniestro.
Me gustó también el contínuo intercambio de posiciones arriba (en la segunda parte Marcelo estuvo un rato ocupando la posición de media punta por el centro, no sólo jugó como interior zurdo), el gusto por tocar con sentido y no por aburrir a las ovejas y las apariciones fulgurantes desde atrás de los medias puntas (así llegaron los goles de Raúl y Robben). Eso sí, al equipo le falta sobre todo confianza, y se nota en los despistes que tiene cuando todo parece controlado.
En fin, que tampoco es que estemos para tirar cohetes, pero de vez en cuando da gusto irse a casa con la sensación de que la cosa no pinta tan mal. Lo malo es que llega el Camp Nou y eso es otro cantar... Y para acabar, no me olvido del nombre del candidato. No, no es Valdano a Dios gracias, y alguno ha acertado. Esta tarde, la solución.
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