domingo, 28 de diciembre de 2008

La rodilla de Raúl


Bueno, pues hace un ratillo he aterrizado en casa en pleno 28-D tras unos días de vacaciones y fiestas navideñas con la familia política. Lamentablemente, no pude anticipar la adivinanza sobre el entrenador que el Madrid quiere a toda costa para la próxima temporada, ni tampoco me dio tiempo a hacer una entrada sobre el almuerzo de celebración del 25º Aniversario de la Peña Madridista de Santa Amalia (Badajoz), pero a cambio estos días han dado para muchas cosas, para muchísimas, más allá del ridículo de los fichajes no-Champions. Pero eso será a partir de mañana, porque hay más cosas de actualidad de las que no se ha dicho nada estos días.

Y tienen que ver con Raúl, siempre en el ojo del huracán. El capitán se asoma a un dilema tremebundo en estos días: en 2005 se respuso en tres meses de una lesión en la rodilla izquierda que parecía una rotura del ligamento cruzado con el menisco afectado gracias a un tratamiento conservador que le impuso Del Corral, pero ahora, tres años después de aquello, esa articulación rauliana está en las últimas y el jugador incluso lleva una férula especial hecha de metacrilato y porexpán cuando no está vestido de corto o representando al Madrid en actos oficiales.

Estos días he estado conversando con doctores muy cercanos a la primera plantilla madridista y fueron contundentes. De un lado, que los dolores que está soportando Raúl en esa rodilla siniestra son horribles, que prácticamente tiene que infiltrarse hasta para montar en bici y que, de no haber mediado la lesión de Van Nistelrooy, ahora mismo el capitán estaría convaleciente. La famosa cámara hipobárica (o hiperbólica, que diría cierto habitante de Gran Vía 32) no es más que una parte del tratamiento obligatorio para la recuperación del Siete, dado que la sobreoxigenación tiene un efecto mitigador del dolor.

Durante estos tres años, Raúl ha aguantado a trancas y barrancas, pero su rodilla ha dicho basta. El jugador sigue intentando por todos los medios evitar el quirófano, pero el círculo médico que le rodea ya le ha dicho que la situación de esa rodilla es de "una enorme inestabilidad", algo que se nota más en los actos de paisano (en la última comida de Navidad le pidió el bastón a Di Stéfano para apoyarse mientras departía con Felipe Reyes y con Calderón, creo que fue AS el que sacó por error una foto de aquello que le ha costado una buena bronca a su consejero delegado) que sobre el césped, donde su gallardía le hace aguantar estoicamente los dolores sin pestañear para no dar pistas al rival.

Sus compañeros, que saben de lo que está pasando, se han conjurado para apoyar al capitán en estos delicados momentos e incluso se le han ofrecido para ayudarle en sus tareas cotidianas (desde llevar a sus hijos al cole o a hípica a trasladarle en sus propios coches a la Ciudad Deportiva para los entrenamientos o llevarle las maletas en los traslados por los aeropuertos), todo sea por la rodilla de Raúl. La pregunta es hasta cuándo aguantará.

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