Estos días he tenido sobremesas entretenidas, con personas ligadas al mundo del fútbol y al Real Madrid. Y cuál será mi sorpresa cuando por varios frentes, hasta que demuestren lo contrario de suficiente solvencia, me ha llegado la misma información. Pero vayamos por partes.
Las negociaciones por Juande, iniciadas un mes antes de la destitución de Schuster, se encontraban en un punto de total desacuerdo. Por un lado, el club le ofrecía sólo seis meses de contrato. De otro, el entrenador quería seis meses con dos temporadas más opcionales si conseguía determinados objetivos (al menos segundo en Liga y semifinales de la Champions). Así que los tiros se dirigieron al entrenador que más desea la directiva blanca. Con el acuerdo del despido de Schuster cerrado desde días antes de que se hiciera oficial, ese otro entrenador se comunicó con Pedja para decirle que no iba a marcharse en mitad de una temporada (no está en el paro, pues) y que esperase hasta junio para volver a sentarse a hablar.
El montenegrino le hizo llegar el resultado de la negociación a la directiva, que entonces le planteó un ultimátum a Juande: o lo tomas o lo dejas. Y éste, tras conversar con Raúl, decidió aceptar el regalito envenenado que le han plantado, pero después de que el capitán le dejara claro que su futuro podía ser más amplio si los resultados no acompañan: el próximo en saltar por los aires si el equipo palma en octavos de la Champions será Pedja. Y sin él, ese otro entrenador será imposible.
Pero no será tan fácil. La próxima campaña es la última (o debería serlo, más bien) de Calderón como presidente y tanto él como su Junta Directiva están dispuestas a tirar la casa por la ventana para ganar la Champions en el Bernabéu, donde se celebrará la final de esa Copa de Europa, el mejor cartel electoral posible para los calderonianos. Los malos resultados en la presente campaña les han obligado a tener que hacer un fuerte desembolso fuera de las fechas previstas, pero siguiendo el plan previsto y con los nombres que había en cartera. Sólo falta el del entrenador, donde la Junta sigue empeñada en un nombre en concreto y donde la continuidad de Mijatovic sería el mayor garante de que ese técnico puede llegar a Madrid.
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Parece que lo de 'Lasaña' Diarra es inminente (es curioso cómo todo el mundo tiende a rebautizar al jugador, Lassana resulta complicado y lo de Lasaña ya se lo he oído a varios contertulios radiofónicos estos días, erratas de voz sin querer), sólo falta llegar a un acuerdo con el futbolista. Si el chico mejora tácticamente, es demasiado alocado a veces, por su polivalencia puede ser muy útil para el equipo.
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