Tiene pinta de que se acabó lo que se daba. Todo apunta a que Florentino no tendrá adversarios en las elecciones, como marcaba su libro de ruta, y no hará falta siquiera acercarse a votar. Su entrada triunfal, lo que deseaba, está a punto de producirse... o casi. Pero tal y como he podido palpar hoy en el ambiente en otras candidaturas, la cosa está así.
La gran duda es Eduardo García, que no será adversario siquiera para un par de mordiscos de la guardia pretoriana florentinista. Si los dineros que dice tener la OID son ciertos, podría intentar plantarle cara en las urnas (es un decir), aunque todos coincidimos en que todo parece una maniobra de la organización de discapacitados para hacerse publicidad. Y es posible incluso que consideren que ya ha sido bastante.
Mientras, los otros dos precandidatos, Onieva y Martínez Bravo, marchan contrarreloj intentando cerrar sus garantías económicas, pero está complicado en ambos casos. Onieva se marcó hoy, martes, como fecha tope, según leí por ahí, y de momento nasti de plasti. Martínez Bravo ha comenzado esta mañana su particular Límite: 48 horas y el jueves, a más tardar el viernes, anunciará públicamente si puede saltar al ruedo electoral o no. Escuchando el tono apesadumbrado de las personas de su candidatura con las que he contactado, parece una quimera.
Así que el corral quedará, salvo sorpresa de última hora, con un solo gallo. Justo lo que yo, particularmente, no quería. Nos quedamos sin debate al menos durante cuatro añitos más, quién sabe si para siempre. O quizás incluso para dentro de sólo tres... Demasiado tiempo, en cualquier caso.
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