sábado, 31 de enero de 2009

Faena de aliño


0-2 al Numancia y parece que sigue la racha: dormimos a las ovejas pero sumamos de tres en tres, que tal y como están las cosas no es poco. El partido ha sido un tostoncillo de los habituales en los últimos tiempos, pero el estado de gracia de Robben allana el camino, por cierto sin hielo ni nieve.

El partido me ha dejado un par de apuntes que conviene recordar: de un lado, el embolicamiento en que Sneijder juegue tirado a una banda, desaprovechando a un futbolista que debe tener, sí o sí, más presencia en el juego. El holandés, que en lo personal anda algo alteradillo, no acaba de encontrar el toque de balón que le hiciera ser el futbolista más dinámico de la Liga española durante la pasada temporada. Y su destierro en banda no le ayuda en nada. Afortunadamente, ante el Numancia anduvo más entonado, sobre todo a partir del descanso. Que regrese para quedarse sería una fenomenal noticia.

Por otro lado, me ha defraudado el centro del campo Gago-Lass. Ambos se han dejado merendar por Nagore (a base de patadas, pero este juego es el fútbol y no las cocinitas) y miedo me da pensando en el Liverpool: los equipos de Benítez son cualquier cosa menos hermanitas de la caridad vendiendo yemas. Lass adolece de carácter y poco a poco se está viendo que es incapaz de distribuír con un mínimo de criterio, aunque defensivamente es un tornado. Gago sigue perdiéndose en riñas de potrero en vez de hacer lo que debería. Con un doble pivote así de licuadito no se puede ir por Europa. O eso creo, ojalá me hagan tragarme estas palabras.

Para acabar, mi enhorabuena a Raúl. Igualar a Di Stéfano es un hito al alcance de muy pocos. Me da igual que no crea que deba ser titular, que cada vez esté más desfondado, que su carácter sea agrio y que vaya a aplaudir con las orejas el día que acepte que debe dejar paso a otros. Ese récord es para quitarse el sombrero y me congratula que alguien, por fin, iguale a La Saeta. Por cierto, que ese jugador, Di Stéfano, era (y es) igual que Raúl: un estúpido elevado a la máxima potencia. Pero también un jugador histórico. Enhorabuena, Rulo.

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