jueves, 19 de marzo de 2009

Los activos tóxicos


Hay veces que uno alucina en colores, las drogas de diseño de hoy en día tienen que ser inigualables. Y mezcladas con aguarrás de garrafón, una bomba de relojería. Lamentablemente, alguno de los visitantes de este blog acompañan dicha mezcla con unos croissants a la plancha durante el desayuno y así les va el día... Resulta que hago una entrada para loar el que ya tengamos un candidato en firme a las elecciones y que encima se va a enfrentar al que todos dan como seguro ganador y los churumbeles se me desmadran. Si digo que no comparto muchas cosas de ese primer programa presentado, da igual, eso de saber leer no entra entre sus (escasísimos) conocimientos. Ellos quieren que se presente su candidato maravilloso y que no haya rival, todo limpio y transparente. Pero bueno, allá ellos, son felices con sus ridiculeces. Ridiculeces, de culés, la palabra no ha sido elegida al azar.

A esos, de los que admiro su capacidad para decir un día una cosa y al otro la contraria y quedarse tan panchos, aún no les he escuchado nada acerca de lo que ellos pretenden para "su" Madrid. Tengo claro que la llegada de un presidente por aclamación popular, que nos den morcilla a los que tenemos que decidir, que los socios no voten que no tienen ni idea (efectivamente, llevar 24 años siendo parte del club, viendo fútbol en directo, y no por la tele, te hace no saber de él) y piperismo infantil, porque el piperismo cric, crac pipas y cacahuetes es, queridos, precisamente eso: nombres para llenarse el buche, para cambiar cromos en el cole, para hacerte un equipito en el FIFA o en el PES con el que fardar con los colegas. Y eso es precisamente lo que a mí, particularmente a mí, me importa un pimiento. Me da igual que venga CR7 que Paco Porras, mientras los piperos, cric, crac, pipas y cacahuetes, tienen poluciones nocturnas soñando con que el que gane venga debajo del brazo con sus tres estrellas preferidas, por lo menos. Cric, crac, pipas y cacahuetes.

A mí lo que me importa es un modelo. Y en un modelo no se discuten los nombres, sino las ideas. Quiero saber cómo vamos a combatir a las SAD; al modelo de negocio inglés (mil veces más poderoso económicamente que el español); si el Bernabéu seguirá en su sitio o no; si se va a mimar a la cantera desde abajo y no desde arriba; si la sección de baloncesto, la más laureada de Europa también (aunque esos piperitos cric crac pipas y cacahuetes del Kaká, Cesc y demás no tienen ni idea de quién era Brabender, ni han visto jugar a Fernando Martín o Drazen Petrovic, Q.E.P.D.D., todo muy madridista, sí), va a ser potenciada como se merece y no ninguneada; quiero saber qué es lo que pretenden hacer los candidatos (todos los que haya, no sólo uno) respecto a la participación activa de los socios (esos piperos, cric crac pipas y cacahuetes, no caben, cachisss... ) en la vida del club; quiero saber si el Madrid va a imponer sus horarios a los operadores televisivos; quiero saber si Valdebebas, como fuera antaño la Ciudad Deportiva de La Castellana, va a convertirse en algún momento en el club social que demandan muchísimos socios; quiero saber quiénes serán los responsables de cada departamento del club y los méritos que adquirieron para serlo; quiero saber muchas cosas antes de decidir mi voto.

Hay unos cuantos, pobres piperos, cric, crac, pipas y cacahuetes, que se consideran la fuente de sabiduría madridista porque, dicen, van en contra de la voluntad de la mayoría. Son tan piperos, cric, crac pipas y cacahuetes, que no saben que el debate antiraulista que ellos abanderan existe en el Bernabéu desde hace años, desde la primera temporada de Capello en el club para ser más exactos. Son tan piperos, cric crac pipas y cacahuetes, que hace un año Drenthe era el Orco, el hombre llamado a hacer historia en el Madrid, sin tener ni idea ni de cómo se fraguó su fichaje ni de cómo jugaba; ahora, con el paso del tiempo, el Orco ya es un cenutrio con pintas que debe abandonar el club; pero no son veletas, no. Sólo piperos, cric, crac, pipas y cacahuetes. Son tan piperos, cric, crac, pipas y cacahuetes, que hace seis meses decían que había que vender a Robben por su propensión a lesionarse y ahora, cuando el holandés tras ¡19! meses de blanco de vez en cuando juega como los ángeles, dicen que no hay que venderle porque es el abanderado del club. Por lo visto, ya no se lesiona y es la quintaesencia de la regularidad. Y debe ser que ya no se esconde en los partidos importantes, aunque yo no le haya visto en ninguno. Justo lo mismo que le debe pasar ya a Benzema, ese crack, otro tarugo de futbolista al que la Prensa gala ha vendido como su gran ídolo cuando es un donnadie y al que todos esos piperitos, cric, crac, pipas y cacahuetes, de los cromos veneran porque su presidente dice que vale 50 kilos. Si su presidente dijera que vale 10 (que no creo ni que los valga) no sabrían ni quién es.

De todo ello podría poner cientos de ejemplos, escritos, firmaditos y demás. Pero paso. Me da pereza. Lo que digan los piperos, cric crac pipas y cacahuetes, me da igual. Como si se autoflagelan, cosa que no dudo que hagan, por cierto. Es lo que tienen las drogas de diseño de última generación aliñadas con aguarrás de garrafón y con un croissant a la plancha para desayunar. Que te dan unas ganas de comer pipas...

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